“Tendencias Educativas Oficiales en México 1976 - 1988.”
Aguilar Pérez David.
20 – Sep. – 2011 Lectura No: 7
“Tendencias Educativas Oficiales en México 1976 - 1988.”
El tratamiento de los datos procede por tres pasos:
1. La igualdad de oportunidades de acceso y supervivencia en el sistema escolar.
2. La igualdad de resultados académicos.
3. La de resultados externos posteriores (sobre todo en la ocupación y el ingreso).
Se presentan los datos mostrando las causas de las desigualdades como la expansión del sistema escolar y que si sería posible mejorar la calidad de la educación.
Aunque el sistema educativo mexicano se halla en una etapa diferente, los problemas de la l distribución desigual, aunque hay muchos programas para corregir la federalización de la educación básica se traduce en la desigual distribución.
La igualdad educativa está culturalmente condicionada y la igualdad en la distribución de los bienes sociales nunca puede ser absoluta; siempre se halla en proceso: el de igualación o su contrario. Establecer metas ideales en la distribución de un determinado bien social como la salud, la educación e inclusive el ingreso es sumamente difícil, la desigualdad en la distribución de la educación ha sido y es uno de los temas sobresalientes de la sociología y de la política educativa.
El proceso de igualación en la distribución de la educación puede analizarse en indicadores concretos que son producto de las políticas educativas del país. Estos indicadores expresan probabilidades estadísticas de la población y de los diversos grupos que la integran.
Los más importantes entre ellos son:
1. La igualdad de oportunidades de acceso y supervivencia en la educación formal.
2. La igualdad de resultados académicos efectivamente logrados.
3. La igualdad de resultados externos al sistema educativo, en cuanto son obtenidos en función de la educación (sobre todo ocupación e ingreso).
La manera de igualar las probabilidades de supervivencia, de resultados académicos y de resultados externos, será proporcionarles mejores insumos educativos, de aquí ha brotado el concepto, no del todo afortunado, de educación compensatoria.
A la luz de estas consideraciones parece que, en sociedades fuertemente estratificadas, la educación no puede ser un mecanismo de igualación social, a menos que se cumpliera un conjunto de condiciones que son muy difíciles de cumplir:
1. Que todos los niños y jóvenes acudan al sistema escolar.
2. Que cursen los grados que corresponden a su edad.
3. Que la educación logre subsanar las deficiencias o limitaciones de los grupos menos favorecidos en cuanto afectan su supervivencia y rendimiento.
4. Que la influencia de la educación para acceder al empleo y obtener determinados niveles de acceso sea la determinante, sin que interfieran factores de otra índole.
Entre las profundas transformaciones sociales experimentadas por el país en las últimas décadas, el desarrollo del sistema educativo es quizás la más espectacular. Si la población se ha multiplicado por 5, la matrícula del sistema lo ha hecho por 24: de un millón de plazas ha pasado a tener 24 millones.
El analfabetismo se redujo del 70 al 15 por ciento. En un país de 70 millones de habitantes, el sistema educativo atiende a 1 de cada 3, lo que no sucede en ningún otro país de gran población. En vez de 500 profesionales que egresaban anualmente en 1921, hoy egresan de la educación superior 80.000.
El crecimiento del bachillerato fue de 100 veces entre 1940 y 1980, esto refleja el interés de los gobiernos para enseñar la educación media superior; en base a esto la declaración de Villahermosa (1971) y de Tepic (1972) definieron los objetivos de la enseñanza en ese nivel educativo, basándose en tres áreas de trabajo para el aprendizaje:
1. Actividades escolares
2. Capacitación para el trabajo
3. Actividades paraescolares
El acceso se relaciona íntimamente con la supervivencia, la cual no es sino la expresión dinámica del mismo. En el nivel primario la supervivencia se ve disminuida, por la repetición que afecta al 10 por ciento de los matriculados y la deserción.
Se estima que desertan anualmente un millón de alumnos, fenómeno particularmente agudo en la transición del primero al segundo grado. Por efecto de la reprobación y deserción, la matrícula de primaria adopta una forma marcadamente piramidal y egresan del sexto grado sólo 50,6 por ciento de cada cohorte que la inició.
Este coeficiente ha ido mejorando muy lentamente en las dos últimas décadas. La política educativa se ha propuesto elevarlo al 75 por ciento para la generación 1980-81; aunque hay indicadores de que esta meta se alcanzará con retraso de varios años.
En todos los bachilleratos había materias en comunes, es por eso que en 1983 se formo algo denominado el tronco común, que es un núcleo entre las materias que se identifican en todos las escuelas del nivel medio superior.
El plan de estudios de 1976 dividía 5 áreas fundamentales:
1. Ciencias físico – matemáticas
2. Ciencias químico – biológicas
3. Disciplinas sociales
4. Disciplinas económico – administrativas
5. Humanidades
El plan seria flexible, interdisciplinario y habría seriación de materias con método científico, técnicas de investigación, análisis de textos y prácticas, énfasis en los contenidos meteorológicos y la formación para el estudio y el aprendizaje.
El enfoque esencial de el plan de estudios del CCH era el de promover una cultura generadora de nuevos conocimientos, relacionado con el método didáctico de Aprender a aprender, Aprender a hacer y Aprender a ser
El CCH se ocupo de definir el perfil de los estudiantes de primer ingreso al nivel medio superior y prometía cumplir los principios y tareas que permiten al estudiante aprovechar las alternativas profesionales o la incorporación al trabajo.
La deserción fue un problema general en todos los niveles de la educación, es por eso que a los aspirantes al bachillerato se les presentaban pruebas rigurosas para asegurar que tuvieran la oportunidad de terminar.
Para evitar ese problema se necesitaba atacar las causas sugiriendo los siguientes puntos:
1. Aumentar el número y el monto de las becas.
2. Impulsar las opciones técnicas, para quienes tenían la necesidad de trabajar.
3. Atender con más seriedad los asuntos académicos.
Se establecieron los objetivos del ciclo del nivel medio superior; que eran los siguientes:
1. Consolidar e integrar al equipo informativo con miras al desarrollo.
2. Enlazar los conocimientos y aprendizajes.
3. Formar en el educando aptitudes y habilidades.
Así mismo se delineo el perfil de todo bachiller:
1. Expresarse correcta y eficientemente.
2. Utilizar la información utilizada en distintos lenguajes.
3. Utilizar los instrumentos culturales, técnicos y axiológicos.
4. Percibir, comprender y criticar racional y científicamente.
5. Aprender por si mismo poniendo en práctica métodos para favorecer su intelecto.
6. Evaluar y resolver las situaciones inherentes a su edad.
7. Incorporarse vocacional y académicamente a estudios superiores o a un trabajo productivo.
En el nivel superior la deserción se agudizarse y tiene una eficiencia terminal del 60 por ciento, aunque no se cuenta con datos confiables a nivel nacional, debido a la mayor flexibilidad de las multitudes y a la diversa duración de las carreras.
Con el propósito de facilitar más el acceso, se ha recurrido a varias medidas. Una de ellas fue el otorgar un carácter bivalente, es decir, terminal y propedéutico a varias ramas de la enseñanza media; como en la práctica la mayor parte de los alumnos continuaban sus estudios, se ha reforzado recientemente la tendencia a separar las ramas terminales de las propedéuticas. Otra medida fue el establecer, programas de enseñanza abierta o a distancia con el fin de incorporar a grupos poblacionales menos privilegiados.
También la distribución de los resultados académicos ha sido objeto de diversas investigaciones; hay evidencia suficiente de dos cosas:
1. Los resultados académicos se distribuyan diferencialmente, en correspondencia con el origen social del alumno;
2. La calidad de los insumos escolares se distribuye asimismo en correspondencia con los niveles sociales que predomina en los planteles.
Los indicadores expuestos sobre acceso, supervivencia, resultados académicos y resultados externos reflejan la estructura sociopolítica de la sociedad mexicana, afectada por profundas desigualdades y los resultados de las políticas seguidas en el desarrollo del sistema escolar.
Conviene mencionar algunas acciones que la política educativa podría emprender para acelerar el proceso de educación:
1. Intensificar las modalidades orientadas a la educación de los grupos sociales menos favorecidos.
2. Modificar la distribución de los insumos educativos con clara intención compensatoria.
3. Diseñar programas específicos orientados a mejorar la retención de los alumnos con más rendimiento.
4. Diversificar los contenidos y métodos según estados y regiones, para que la cultura de la escuela se acerque más a la cultura real de los alumnos.
Bibliografía:
MENESES Morales; Ernesto. “Tendencias Educativas Oficiales en México 1976 - 1988”, México, CCE- UIA, 1997, Pp. 43 – 81, 135 - 174.
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